27.5.09

"El sermón del martirio"

Desde que notaste el dolor atravesando tu alma, desde entonces fuiste perdonada, incluso por toda la gula de los monjes que removían la mierda seca de aquel inmundo paraje. Te sugiero que vayas y pesques la felicidad sumergida en ese mar de aguas púrpuras y terapéuticas para que tus aletas sanen en el firme nado vigoroso entre olas de cenizas. ¡Te digo! que nunca te entregues al fantoche que no sabe apreciarte. Te veo rebelde e ingobernable, felina y liberal. Quisiera oír sobre tu seno el canto de tu más profundo sueño, y llevar hasta tu ombligo las alas de una ingenua golondrina, no me prives del beso que revela la pequeña alegría de un mejor mañana, no dejes que la sangre plumífera intoxique mis dedos. Disfruta de la sicología de las chamanes que hoy sirven de parteras al nexo de tu fortaleza y contémplate como una antropomorfilosófica erudita.

Que no se pudra tu conciencia, aunque sea de carne, ni aún por aquellos que nadie quiere ver y que no saben si al día siguiente seguirán caminando en las calles de los barrios enmascarados. ¿Las caricias?

Si las caricias te sirven para un razonamiento analítico, acaríciate, desgarra el ayer y recréate en la vigilia genital de tu dignidad humedecida por la iluminada cascada de frutos opíparos. Reposa como un tallo hermafrodita recostada en las raíces de incienso del país de la afónica mandrágora, reposa hasta en las playas asoleadas de revolucionarias langostas. Deja de preocuparte por las sequías excomulgadas de la globalización y su calentamiento, deja a un lado la política neoliberal y su puta corrupción, deja a un lado ese séptico ojo rancio solo por un momento. Imagina que entre esos nublados mortecinos de alrededor, llega un sol exclusivo para tu piel, imagina los textos dentro de botellas arrojadas a las aguas llevando un solo de violín triste y melancólico; deja de despreciar al celo y la locura en pos de una ambulante y vana idea, deja que tu mente se nutra de las sensaciones congénitas y correspóndete como hembra, madre, hija o hermana en este sermón del martirio.


By Zaraceno

2 comentarios:

Lover dijo...

se supone que dejemos todo y vivamos en una comuna jipi?

Zaraceno dijo...

Lover(?):
Leer un texto a la letra permite que cada lector tenga su propia versión del texto. En este sentido, leer es, el acto de la letra, sin dejarse influir por quien escribe el texto, es decir por la intención del autor, pues en este tipo de textos, normalmente se plantea solo proyecciones imaginarias. Aunque es claro que tiene una destinataria.

Lover, a quien va dirigido el escrito te aseguro que ya tomó su parte del mismo y lo hizo suyo, es posible que, inconscientemente hayas proyectado algún deseo reprimido muy setentero, en tu muy particular interpretación de la lectura y con esta interpretación contéstate a ti mismo la pregunta.
Es curioso que la lectura te transmita una acción de la cual no fui testigo, ni fue mi época; esa fue la “transferencia” que obtuviste de la lectura de tal manera que al leerlo creaste tu propia versión.

El texto solo son palabras de ánimo, tratando de evitar los lugares comunes, es sustituir las palabras de aliento trilladas y gastadas, evitar clichés y arquetipos de uso común. Sin embargo, esas imágenes hechas metáforas intentan tener un rasgo de musicalidad aún entre el caos de estar entre palabras un tanto escatológicas. Para mí en este texto la palabra es muy significante. En el entendido, que medimos el lenguaje por su eficacia simbólica y no por su ajuste a una serie de reglas anquilosadas. Una metáfora, un tropo, en ocasiones, pueden ser más poderosos y efectivos que todo un diálogo convencional. Somos herramientas de las palabras y es la lengua quien nos concibe.

Gracias por tu cometario.